Según informa la Agencia de Noticias Hawzah, la Radio en Internet "Respuesta" abordó el tema de los "beneficios integrales del ayuno" en el marco de la respuesta a las dudas sobre el mes de Ramadán, presentándolo a los eruditos.

En estos días del bendito mes de Ramadán, hemos visto un aumento en las dudas y preguntas sobre la filosofía del ayuno. Algunos, con diversos hashtags y afirmando tener conocimiento médico, han alegado que el hambre y el ayuno son perjudiciales. Pero, ¿cuál es la realidad?

Contrario a estas afirmaciones, el ayuno no solo no es perjudicial para la salud, sino que también tiene "numerosos beneficios para el cuerpo y el alma".

Purificación de desechos

Generación de vitalidad física

Descanso para el sistema digestivo

Eliminación de toxinas acumuladas en el cuerpo

Estos son solo algunos de los beneficios físicos del ayuno.

El "ayuno terapéutico" es hoy reconocido como uno de los métodos más efectivos y probados para tratar ciertas enfermedades y promover la salud, y se han escrito numerosos libros y artículos científicos al respecto.

El Profeta Muhammad (la paz sea con él) también se refirió a esta verdad con la frase: "صوموا تصحّوا؛ Ayunen para estar sanos".

Sin embargo, más allá de los beneficios físicos, el ayuno tiene "efectos y resultados individuales, sociales, éticos y educativos" amplios, de los cuales mencionaremos algunos:

Primer beneficio del ayuno

En primer lugar, el ayuno promueve la tranquilidad espiritual y mental. El estado espiritual especial que se crea en el ayunante suaviza, calma y purifica su alma. La glotonería y el exceso de comida destruyen el estado humano y espiritual. Como dijo Saadi: "Mantén tu interior vacío de comida / para que veas la luz del conocimiento" y continúa: "Vacío de sabiduría por esta razón / que estás lleno de comida".

Segundo beneficio del ayuno

En segundo lugar, el ayuno ayuda a controlar los instintos. Si instintos como el deseo sexual, la codicia, la avaricia y la ira no se controlan, pueden causar graves daños en la vida humana.

Uno de los beneficios del ayuno es controlar estos instintos y prevenir su rebelión, especialmente para los jóvenes, en quienes el instinto sexual es más fuerte y puede llevarlos al pecado y a desviaciones sexuales.

En las tradiciones islámicas se recomienda que quienes son arrastrados al pecado debido a la rebelión del instinto sexual, ayunen para encontrar tranquilidad.

Tercer beneficio del ayuno

En tercer lugar, el ayuno fortalece la voluntad. Sin duda, el ayuno es un ejercicio efectivo para fortalecer la voluntad, cuyo valor supera a muchos métodos modernos como el yoga y la meditación.

Por ejemplo, una persona con diabetes, para quien el consumo de dulces es perjudicial, a menudo no puede evitar comer dulces a menos que tenga una fuerte voluntad y supere sus deseos.

El ayuno crea precisamente este estado en el ser humano y le da el control a la persona. El hecho de que una persona se abstenga de comer, beber y cosas similares desde el amanecer hasta el atardecer fortalece su voluntad, y en otras situaciones en las que debe evitar el pecado o el mal, esta fuerte voluntad le facilitará la tarea.

El Sagrado Corán considera uno de los logros del ayuno el alcanzar la piedad y el autocontrol, que es el poder de dominar el alma frente a los deseos prohibidos y la desobediencia a Dios.

Cuarto beneficio del ayuno

El cuarto beneficio del ayuno es fomentar la empatía con los desfavorecidos de la sociedad. Las personas ricas y acomodadas suelen ser incapaces de comprender el sufrimiento y las privaciones que soportan los pobres y necesitados.

El ayuno y experimentar el sabor del hambre, la sed y la privación, les muestra una parte de la situación de los necesitados, fortalece su sentido de solidaridad y atención hacia los desfavorecidos, los acerca a la humanidad y refuerza su motivación para ayudar a los necesitados.

Finalmente, más allá de todos estos beneficios, como musulmanes que hemos aceptado el Islam como religión celestial, debemos seguir sus normas y mandatos.

Nuestra religión es nuestra creencia y nuestra fe; ya sea que entendamos o no las razones detrás de sus mandatos, es como un paciente que sigue las órdenes de su médico porque confía en él y lo considera un experto.