Sunday 19 January 2025 - 00:56
¿Por qué se cambió la qibla de Jerusalén a la Kaaba?

Hawzah news - El Ayatolá Makarem Shirazi explicó que el cambio de la qibla (dirección de la oración) representa, en realidad, diferentes etapas de prueba y perfeccionamiento, y cada una de ellas es un ejemplo de la guía divina que conduce al ser humano por el camino recto.

Según un informe de la Agencia de Noticias Hawza, el Ayatolá Makarem Shirazi abordó en un escrito las razones detrás del cambio de la qibla de Jerusalén a la Kaaba. A continuación, se presenta un resumen de sus palabras:

Respuesta breve:

Unos meses después de la Hégira (migración a Medina), los judíos criticaban a los musulmanes por dirigir sus oraciones hacia Jerusalén. Posteriormente, mientras el Profeta Muhammad (PB) realizaba la oración del mediodía en la mezquita de Bani Salim, el ángel Gabriel llegó, tomó el brazo del Profeta del Islam (PB) y lo giró hacia la Kaaba, ordenando así el cambio de la qibla. Los judíos se molestaron por este suceso y buscaron nuevas excusas para criticar. Dios respondió de manera contundente, afirmando que el este y el oeste del mundo le pertenecen a Él, y que ningún lugar tiene nobleza intrínseca sin Su voluntad.

Respuesta detallada:

El Profeta del Islam (PB) dirigió sus oraciones hacia Jerusalén durante trece años después de su misión en La Meca y durante varios meses después de la Hégira en Medina, siguiendo la orden de Dios. Sin embargo, posteriormente, la qibla fue cambiada y los musulmanes recibieron la instrucción de orar hacia la Kaaba.

Existe discrepancia entre los exégetas sobre cuánto tiempo duró la oración hacia Jerusalén en Medina, con estimaciones que varían entre siete y diecisiete meses. Durante este período, los musulmanes fueron criticados por los judíos, ya que Jerusalén era originalmente la qibla de los judíos. Estos últimos decían: "Ellos no tienen independencia y oran hacia nuestra qibla, lo que demuestra que estamos en lo correcto".

Estas críticas eran desagradables para el Profeta Muhammad (PB) y los musulmanes. Por un lado, obedecían la orden de Dios, y por otro, las burlas de los judíos no cesaban. Por esta razón, el Profeta (PB) solía mirar al cielo por las noches, como si esperara una revelación divina. Finalmente, llegó la orden de cambiar la qibla. Mientras el Mensajero de Dios (PB) realizaba los dos primeros ciclos de la oración del mediodía en la mezquita de Bani Salim, Gabriel fue enviado para tomar el brazo del Profeta (PB) y girarlo hacia la Kaaba (1).

Los judíos se sintieron profundamente molestos por este cambio y, siguiendo su costumbre, comenzaron a buscar excusas y a plantear objeciones. Anteriormente, decían: "Somos mejores que los musulmanes, ya que ellos no tienen independencia en cuanto a la qibla y nos imitan". Pero cuando se emitió la orden de cambiar la qibla, empezaron a protestar, como se menciona en el versículo 142 de la Sura “La vaca”: Los necios entre la gente dirán: «¿Qué les ha hecho dar la espalda a la qibla a la que se orientaban?».

¿Por qué se apartaron de la qibla de los profetas anteriores? Si la primera qibla era correcta, ¿qué significa este cambio? Y si la segunda es correcta, ¿por qué oraron hacia Jerusalén durante trece años y varios meses?

Dios le ordenó a Su Profeta: Di: 'El este y el oeste pertenecen a Dios. Él guía a quien Él quiere por el camino recto. Esta fue una respuesta contundente y clara para los que buscaban excusas: Jerusalén, la Kaaba y todo lugar pertenecen a Dios. En realidad, Dios no tiene un hogar o un lugar específico; lo importante es someterse a Su orden. Dondequiera que Dios ordene dirigirse para la oración, ese lugar es sagrado y respetable, y ningún lugar tiene nobleza intrínseca sin Su voluntad.

El cambio de la qibla representa, en esencia, diferentes etapas de prueba y perfeccionamiento, y cada una de ellas es un ejemplo de la guía divina que conduce a los seres humanos por el camino recto (2).

Notas:

Majma' al-Bayan, vol. 1, pág. 223; Mustadrak al-Wasa'il, vol. 3, págs. 170-171, hadiz 3292 (edición de Ahlul Bayt); Bihar al-Anwar, vol. 19, pág. 196, y vol. 81, págs. 61-62; Tafsir Qumi, vol. 1, págs. 62-63 (Instituto Dar al-Kitab).

Recopilado del libro: Tafsir Nemuneh, Ayatolá Makarem Shirazi, Dar al-Kutub al-Islamiyah, 55ª edición, vol. 1, pág. 548.

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